El mazo, la espada y la lanza caian sobre su cabeza, le partian el craneo, aplastaban sus sesos y teñian color sangre la nieve fresca. Un hombre trataba desesperadamente volver a su casa mientras sus peores pesadillas lo arrastraban por el suelo. Una mujer lloraba sola aterrada de las siete figuras deformes que bailaban a su alrededor. El sermon de un cura sonriente y sin rostro callaba todos los sonidos y la catedral en llamas mantenía sus puertas abiertas dejando que los pobres diablos entraran a arder junto a su Dios. La sombra parecía reir caminando por las calles y aun asi todos permanecían contentos, ciegos, con la muerte caminando entre ellos. La alarma sono y él abrió los ojos cansado. El mismo sueño de todas las noches, la misma secuencia sin sentido de demostraciones del cianuro humano, pero esta vez fue todo tan real que tardo un segundo más de lo habitual en reponerse. Inhalo, exhalo. En la oscuridad tanteo la mesa de luz hasta encontrar el interruptor de la alarma y callar
Overcoming sanity one tale at a time.